La sexualidad es considerada como un fenómeno biopsicosociocultural que forma parte del crecimiento y de la personalidad del ser humano. Es dinámica y cambiante. Es producto de las relaciones sociales y está presente en todas las épocas de la vida como fuerza integradora de la identidad. Cuando se habla de sexualidad hacemos referencia a las formas en cómo nos comunicamos con otras personas que son afectivamente importantes para nosotros, buscando intimidad, cariño, placer. Son conductas propias tales como la seducción, los deseos y placeres eróticos, de acuerdo a la cultura en que vivimos. Cada persona experimenta su sexualidad de distinta forma, ya que varía de una cultura a otra y en el contexto socio-histórico en que se desarrolle.
La sexualidad humana abarca mucho más que la procreación y perpetuación de la especie. A diferencia de la sexualidad de los animales, las mujeres y los hombres no tienen un periodo de celo, sino que su sexualidad está determinada por múltiples factores culturales, individuales y biológicos y, así mismo, se encuentra vinculada al placer. Es fuente de bienestar físico, psicológico, espiritual, intelectual. El placer sexual es parte de una sexualidad libre de conflictos, de angustias y promotora del desarrollo social.
La sexualidad está presente en todo momento de la vida del ser humano y puede ser muy gratificante si se expresa en un marco de autoestima, confianza y seguridad. Es decir, que la persona se conozca a profundidad, se acepte y se valore a sí misma (autoestima), que tenga confianza en los demás y en el medio que le rodea (confianza) y que exista un respeto mutuo en la pareja, acceso a servicios de salud con calidad y calidez, a información veraz y oportuna, así como un marco legal que brinde protección (seguridad). Si se cumplieran estas tres condiciones, las personas desarrollarían su sexualidad a plenitud y con responsabilidad y podrían expresarse con libertad, sin miedos y sin tabúes, independientemente de su orientación sexual.
Uno de los temas más solicitados en problemas sexuales masculinos.
Diego acude a consulta con una preocupación muy elevada por el hecho de no poder controlar su eyaculación. Este hecho la provocaba un sufrimiento y temor a que su pareja se enfadase y pudiese cansarse de él. Esta idea le provocaba ansiedad previa a las relaciones por lo que las evitaba. Dando como resultado que cada vez las relaciones eran más desfavorables y Diego estaba más triste.
“no quiero tener más relaciones, tengo miedo, esto va fatal y ella acabará dejándome”
Tratamiento
La psicoterapia sexual consistió en adoptar estrategias y habilidades sexuales, comunicarse con la pareja sobre el problema, realizar una reunión con ésta y explicarle el trastorno, aumentar la autoestima de Diego y, especialmente, tener mucha comunicación previa, durante y después del acto sexual con su pareja. También durante la terapia se trabajó en redefinir y valorar qué era el acto sexual, y la pareja se enriqueció de muchos tipos de sexo sin poner ansiedad al pene de Diego.
Con pocas sesiones, Diego no necesitó acudir más a terapia y no sufrió ningún tipo de recaída, ya que esto le fortaleció mucho su confianza y habilidades sexuales, permitiéndole controlar sus sensaciones pre-eyaculatorias.
Para consultar el currículo del psicólogo haz click aquí.
Psic. Miguel Angel Caamal Martín Citas al: 1950891 y 9992627710 Centro de Psicoterapia y Desarrollo Humano