Los psicólogos: ¿qué hacen y cómo nos ayudan?

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Los psicólogos practicantes cuentan con capacitación profesional y destrezas clínicas que nos ayudan en el aprendizaje a enfrentar con efectividad los problemas de la vida y de salud mental. Después de varios años de estudios de postgrado y de entrenamiento supervisado, obtienen licencia estatal para prestar diversos servicios como evaluaciones y psicoterapia. Los psicólogos nos ayudan usando una amplia gama de técnicas basadas en las mejores investigaciones científicas disponibles, y que consideran los valores, características, objetivos y circunstancias de cada persona.

¿Qué hacen?

Los psicólogos ayudan a una gran variedad de pacientes y pueden darles tratamiento a numerosos tipos de problemas. Algunas personas consultan a un psicólogo porque se han sentido deprimidas, enojadas o  ansiosas por largo tiempo.

Otras, porque quieren ayuda con un trastorno crónico que interfiere con sus vidas o su salud física. Por su parte, otras recurren al psicólogo porque experimentan problemas a corto plazo que desean resolver como sentirse abrumados por un nuevo empleo, o están afectadas por la muerte de un familiar. Los psicólogos también nos ayudan a enfrentar situaciones estresantes,        a curarnos de adicciones, a controlar enfermedades crónicas y eliminar los obstáculos que nos impiden alcanzar nuestros objetivos.

Los psicólogos también están capacitados para administrar e interpretar diversas pruebas y evaluaciones que pueden contribuir al diagnóstico de un trastorno, u ofrecer más detalles acerca de la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Estas pruebas pueden evaluar destrezas intelectuales, puntos fuertes y debilidades cognitivas, aptitud y preferencia vocacional, características de la personalidad, y funcionamiento neuropsicológico.

¿Cómo nos ayudan?

Los psicólogos usan una gran variedad de tratamientos fundamentados en evidencias que nos ayudan a mejorar nuestras vidas. Generalmente recurren a la terapia (que se conoce con frecuencia como “psicoterapia” o “terapia de conversación”). Aunque existen diferentes estilos de terapia, el psicólogo escogerá el tipo que resuelva con más efectividad el problema del paciente, y se corresponda mejor con sus características y preferencias.

Entre los tipos comunes de terapia están la cognitiva, de conductual, cognitivo-conductual, interpersonal, humanística, psicodinámica, o una combinación de determinados estilos. La terapia se le puede aplicar a una sola persona, así como a parejas, familias u otros grupos. Algunos psicólogos están capacitados para usar hipnosis, la cual, según varios estudios, es efectiva para el tratamiento de numerosos trastornos como el dolor, la ansiedad y los trastornos de estado anímico.

En algunos trastornos, la terapia y los medicamentos conforman una combinación de tratamiento más exitosa. Por su parte, en los casos de personas a quienes les benefician más los medicamentos, los psicólogos colaboran con médicos de cabecera, pediatras y psiquiatras en la creación del tratamiento general.

Capacitación de los psicólogos

Un título doctoral para la práctica de la Psicología exige de 4 a 6 años de estudios a jornada completa como mínimo después de culminar la carrera universitaria. Entre las áreas de especialización están: ética, estadísticas, diferencias individuales y las bases biológicas, cognitivo-afectivas y sociales del comportamiento, así como entrenamiento específico en evaluación y terapia psicológica.

En su etapa universitaria, los estudiantes de Psicología también participan en investigaciones y enseñanza. En la mayoría de los estados se les exige un año de internado supervisado a jornada completa antes de graduarse. Además, los psicólogos deben aprobar una prueba nacional, así como una específica al estado que les va a otorgar la licencia.

Una vez recibida la licencia, los psicólogos deben mantenerse actualizados en su campo de práctica, lo cual se demuestra cursando varias horas de créditos de capacitación continua anualmente, como exigen la licencia y las regulaciones del estado correspondiente.

¿Dónde trabajan?

Numerosos psicólogos tienen consulta privada o trabajan con un grupo de psicólogos o proveedores de cuidados de salud. Los psicólogos practicantes también trabajan en otros lugares como escuelas, centros de enseñanza universitaria, hospitales y prisiones, centros médicos para veteranos, clínicas de salud comunitaria y salud mental, negocios e industria, asilos de ancianos, y centros de rehabilitación y cuidados a largo plazo.

¿Cuándo es bueno acudir a un psicólogo?

No existe una norma clara frente a cuando es el momento de acudir al psicólogo para solicitar ayuda, ya que un problema puede afectar de forma distinta a cada persona, por tanto es algo puramente subjetivo. De hecho muchas veces el problema no es algo que nos hace sentir miedo o inseguridad, sino el pensar que no tenemos recursos suficientes para enfrentarnos a eso.

Para valorar si es necesaria la ayuda psicológica es muy útil e importante observar si existen ciertos síntomas asociados, como por ejemplo ansiedad, pérdida o aumento de apetito, inquietud excesiva, insomnio o alteraciones del sueño, sensación de tristeza, cansancio inusual, falta de concentración, etc. También es importante valorar si se han producido cambios significativos últimamente en el ambiente familiar, laboral o personal que puedan haber desencadenado en parte el estado actual.

Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que uno o varios problemas bloquean nuestra vida inundándola de sensaciones desagradables, impidiéndonos gozar de sus aspectos positivos o placenteros. Por aquello de creernos autosuficientes, pensamos que seremos capaces de “salir de ésta”, y que lo que necesitamos es, simplemente, serenarnos y darle tiempo al tiempo.

Pedir es tan necesario como dar. No confundamos la autonomía a la hora de gestionar nuestras vidas con la negativa a solicitar la ayuda de otras personas para conducir esas acciones a buen puerto. El psicólogo no es un brujo que cura los males de nuestra psique, sino simplemente un experto en salud mental que actúa como asesor y acompañante y que intentará ayudarnos a que consigamos (siempre por nosotros mismos y desde nosotros mismos) las deseadas seguridad y estabilidad, propiciando un mejor discernimiento en la búsqueda de soluciones y potenciando nuestra autoestima.

Debemos acudir al psicólogo cuando…

  • Sintamos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.
  • El negro o el gris tiñen frecuentemente nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vivencias cotidianas.
  • Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
  • Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
  • Estamos atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc.. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.
  • La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.
  • Nos sentimos “con los nervios rotos” y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.
  • Nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar…, se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.
  •  El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales…
  •  La ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
  • Los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.

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Si desea realizar una cita, comuníquese al 1950891 o 9992627710

Psicomérida, Especialistas en Psicología
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