Nuestra vida comenzó dentro de un núcleo social restringido al que llamamos familia, en el que tenemos diferentes roles, estos roles han ido cambiado y gracias a esto reconocemos los diferentes tipos de familias que existen, hoy en día reconocemos que la familia se basa no en la cantidad de miembros o la distribución de roles, si no en vínculos afectivos cercanos.
Estos vínculos constituyen la base de todas las relaciones que tendremos a lo largo de la vida, también se nos asignara un rol que ejerceremos en la mayoría de nuestras relaciones, sin embargo, este rol no es fijo, cuando nos hacemos consientes de el podemos modificarlo si es que nos genera malestar.
Sin embargo, este artículo, tiene la finalidad de que comprendas que la familia son vínculos afectivos fuertes que te permiten crecer y cubren ciertas necesidades, sea una familia con lazo consanguíneo o no. El objetivo es que percibas que la relación con nuestro núcleo familiar puede pasar por diferentes etapas y que esto solo significa que todo puede mejorar o transformarse, recuerda que la base de estos vínculos, aunque no lo parezca en ocasiones, es el amor.
Durante nuestro desarrollo pasamos por muchas fases con nuestra familia, en un inicio el apego es muy fuerte, pero existen huecos de conciencia que nos impiden entrar en dinámicas complejas con nuestros parientes, no comprendemos que pasa y todo lo interpretamos basados en nuestras emociones y sentimientos.
Con la llegada de la adolescencia viene también una necesidad de autoexploración y de rebelarnos contra nuestro sistema de creencias, y esto a menudo significa desafiar también a la fuente de estas creencias, es decir la familia de la que somos parte, en muchas ocasiones esto lleva a peleas hirientes algunas veces, en otras tantas a alejarte de estos miembros que parecen ser enemigos.
Pero con la llegada de la edad adulta y de la independencia llega nuevamente una cesación de pertenecía a este grupo, la mayoría esta construyendo sueños lejos de su familia, pero este grupo ha dejado de ser enemigo y ahora es un bonito recuerdo al que puedes regresar cada vez que lo necesitas.
Con la llegada de la paternidad todo adquiere claridad, el apego a la familia crece y de pronto muchas situaciones tienen sentido y la familia se convierte en un refugio seguro que con algo de dificultad ha logrado ensamblarse en tu vida de manera inevitable.
Cuando te aprendes a observar entiendes todo lo que has adquirido de tu pequeño grupo, eres tan similar y a la vez tan diferente, reconoces la importancia que este grupo ha tenido en tu vida y reconoces que eres a su vez pequeños fragmentos de estos vínculos de afecto, que a su manera te han dado lo mejor que han tenido para ti, terminas comprendiendo que no tenían otras herramientas para amarte más que las que usaron.
Cabe resaltar lo que mencione no es una ley universal, pero resalta la importancia de estos vínculos en toda tu vida y cuando los has sanado eres capaz de apreciar todo lo que mencione anteriormente sin que esto se vuelva doloroso o motivo de reproche.
Mtra. Diana Lizbeth Marin Santos