Es una creencia de que los síntomas físicos son signos de una enfermedad grave, incluso cuando no exista ningún dato médico para respaldar la presencia de una enfermedad.
Las personas con hipocondría están preocupadas por su salud física y tienen un miedo irreal de tener una enfermedad grave. Este trastorno se presenta por igual en hombres y mujeres.
La forma como las personas con hipocondría piensan acerca de sus síntomas físicos puede hacerlos más propensos a padecer esta afección. A medida que ellos se enfocan y se preocupan por las sensaciones físicas, comienza un ciclo de síntomas y preocupación, el cual puede ser difícil de detener.
Es importante darse cuenta que las personas con hipocondría no crean estos síntomas intencionalmente (fingiendo estar enfermas). Ellas son incapaces de controlar los síntomas.
Las personas que tienen antecedentes de maltrato físico o abuso sexual son más propensas a padecer este trastorno. Sin embargo, esto no significa que toda persona con un trastorno de hipocondría tenga una historia de abuso.
Las personas con hipocondría son incapaces de controlar sus miedos y preocupaciones. Con frecuencia, creen que cualquier síntoma o sensación es un signo de una enfermedad seria.
Ellos buscan el consuelo de la familia, los amigos o los médicos de manera regular. Se sienten bien a lo sumo durante un tiempo corto y luego empiezan a preocuparse por los mismos síntomas o por síntomas nuevos.
Los síntomas pueden alternar y cambiar y con frecuencia son vagos. Las personas con hipocondría a menudo examinan su propio cuerpo.
Generalmente, el trastorno es prolongado (crónico), a menos que se traten los factores psicológicos o los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
Mario acudió al psicólogo en un estado ansioso muy importante. Acudía constantemente a urgencias del Hospital y tenía mucho miedo a tener una enfermedad en el corazón o algo grave. Durante un par de años, tanto en la salud privada como en la pública, no cesaba de hacerse escáneres, TAGS y ecografías.
“Creo que no son normales estos latidos que oigo en el corazón y tengo que ir controlándolo” mencionaba.
Durante el primer año de terapia se trabajó la estabilización de la ansiedad a través de técnicas de relajación, de confrontación cognitiva, de análisis de probabilidad y búsqueda de información y de exposición en imaginación. Poco a poco se fueron utilizando técnicas de intención paradoja, de reestructuración cognitiva y de exposición gradual.
Estos trastornos son muy rígidos y provocan que la persona que los sufre acostumbre a necesitar una terapia muy larga, como ha sido el caso.
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Psicomérida, Especialistas en Psicología