Lamento que en las primeras líneas de este artículo tenga que desmitificar el título del mismo. La idea de esta artículo es reconocer que no existe un secreto o fórmula mágica para mantener una relación de pareja de forma saludable y plena, sin embargo, SI EXISTEN múltiples aspectos de la relación que podemos evaluar, analizar, reflexionar y mejorar a fin de construir la relación que todos y todas queremos.
En los años que he trabajado en psicoterapia (9 en este 2016), he aprendido de y con las parejas que las relaciones requieren indistintamente una inversión de esfuerzo personal y emocional entre muchas otras cosas. Para no caer en tecnicismos y sin el afán de ser simplista, compararía una relación de pareja con un automóvil, donde conseguir el auto es solo el primer paso (como lo es iniciar una nueva relación) y en donde para que el auto cumpla su objetivo como transporte es necesario llenar el tanque de gasolina, revisar las llantas, el aceite, el funcionamiento del motor, la estética de la carrocería y más. Al igual que en una relación, para que esta cumpla su objetivo (independientemente del que sea) es necesario “inyectarle” la motivación adecuada, el compromiso, la pasión, intimidad, etc. y esto se ha de hacer necesariamente más de una vez en el ciclo de vida de la pareja, de hecho, tal y como un auto requiere gasolina cada dos o tres días, las relaciones humanas también necesitan estos cuidados, me atrevería a decir de modo más regular.
Por tal motivo, hoy les comparto 10 aspectos a considerar. Pueden ser utilizado como guías para evaluar la relación o como puntos a reflexionar sobre nosotros mismos, el objetivo es solamente aportar algo distinto a nuestras relaciones:
Acuerdos y Contratos. Todas las relaciones funcionan con base en contratos y acuerdos. Aspectos tan sencillos como quién duerme de qué lado de la cama o quién paga la cuenta al salir a cenar, así como las grandes decisiones que involucran a la familia o a la pareja misma. Solo hace falta violar alguno de estos acuerdos para generar conflicto en la relación. Ante todo, es importante analizar si los acuerdos actuales son entendidos del mismo modo, si fueron consensuados, hablados o no, inclusive si están siendo funcionales (no tienen que serlo del mismo modo durante todo el ciclo de la pareja).
La Congruencia. Tal vez este sea uno de los aspectos más importantes a reflexionar. ¿Hacemos lo que decimos?, ¿decimos lo que hacemos?, ¿nos comportamos de forma congruente con nuestra pareja?, ¿le dejamos saber lo que pensamos? En mi experiencia con parejas es bastante común ver discursos no muy congruentes con los objetivos de la relación e inclusive con los terapéuticos. Un ejemplo común podría ser: “te juro que tú eres lo más importante para mí” (sin embargo, el tiempo que paso contigo en nombre del trabajo es mínimo).
Comunicación. Cuando la comunicación se convierte en la vía perfecta para reclamar y recriminar, cualquier interacción que busque “solucionar” alguna situación se convertirá en un desgastante campo de batalla. Es fundamental analizar si realmente nuestra forma de comunicarnos persigue un objetivo en común u objetivos individuales, así como si nuestros métodos son claros, asertivos y congruentes o si por lo contrario solo nos “deshagamos” en los momentos de conflicto.
“Tu y yo somos uno mismo”. En etapas iniciales de las relaciones de pareja es común que queramos hacer todo con la persona en cuestión. Sin embargo, se corre el peligro de perder la individualidad necesaria para mantener una relación sana. En este sentido resulta fundamental evaluar si somos lo suficientemente autónomos o caemos dentro de una relación dependiente donde inclusive puede generarnos angustia estar separados de nuestra pareja.
La Familia y los Valores Familiares. Es totalmente natural que cuando dos personas se encuentran en un contexto de pareja, depositen en la relación sus valores, creencias y costumbres de origen. El conflicto se genera cuando no reflexionamos sobre lo realista de nuestras expectativas, es decir, muchas personas podemos esperar que nuestra relación sea como alguna vez la soñamos (la soñamos usando como referencia solo nuestras experiencias y valores y no las de la otra persona). Es importante mantener una actitud abierta y sobretodo respetuosa con los valores familiares de la pareja. Establecer límites con las familias es también una práctica sana. Un número importante de parejas entran en conflicto cuando la relación (que se compone por 2) involucra a muchas más personas.
Idealización vs. realidad. Como otros aspectos importantes en la relación, idealizar es una tarea vital en etapas tempranas de la relación, es la forma en la que nos “enamoramos”. El conflicto surge cuando generamos expectativas del otro mucho más basados en nuestras necesidades y no en la realidad, en lo que he observado y conozco de mi pareja.
Los Sacrificios. En nombre del amor, ejecutamos sacrificios por la otra persona, lo cual no es necesariamente malo, exceptuando las relaciones en las que esto se convierte en la dinámica normal, esperada e inclusive demandada por el otro. Es importante reconocer que, si bien los sacrificios pueden entenderse como una expresión de amor entre las partes, este ha de estar bien delimitado y no como una práctica cotidiana.
La Rutina. Es importante aclarar que la rutina y la monotonía no son necesariamente lo mismo. Los seres humanos y por ende las parejas requieren de una estructura diaria para realizar sus actividades y convivir. La monotonía por otro lado se refiere a una actitud apática en la relación y con la pareja. Si caemos en este tipo de actitudes es importante reflexionar si alguna situación nos está generando dichas actitudes, o se trata de una inconformidad, malestar que no he expresado o simplemente necesitan hacer cosas diferentes a las habituales.
El Momento de Hablar. Se escucha muy a menudo que la comunicación en una relación es fundamental, por ende es importante considerar algunos aspectos básicos: el momento indicado (no solo en tiempo o situación, sino en actitud por parte de ambos), enfocarse en resolver una cosa a la vez (evitando así saturarse de otras problemáticas no relacionadas con el tema), y por último, mantener una actitud de escucha (validar lo que escuchamos de nuestra pareja) ya que para muchas personas dialogar pareciera significar “debatir” y además “ganar”.
Espero este artículo y las recomendaciones les sean útiles en su relación, no olvidemos la analogía del auto. Es importante todos los días hacer “algo” por la relación para que ésta funcione como esperamos. Si te has identificado con este artículo y tienes alguna duda o deseas una consulta personal o de pareja contáctame con toda confianza a través de este portal web.