Es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida. Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida. De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen auto limitarse y fracasar.
La baja autoestima está relacionada con una distorsión del pensamiento (forma inadecuada de pensar). Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son realmente; al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o lograr.
Esto se debe en que una baja autoestima reduce el respeto que nos tenemos a nosotros mismos, y a su vez anula la confianza que podemos tener en nuestros pensamientos, sentimientos, y nuestro actuar. Con una baja autoestima perdemos nuestro propio valor, dejamos de sentir confianza y seguridad, e incluso llegamos a perder nuestra dignidad.
Esta baja autoestima permite que tengamos miedo de todo. La baja autoestima hace que no tengamos la confianza en tomar riesgos. Incluso se llega a tener la sensación de no estar aptos para la vida, o de estar cansados de la vida.
Se trata de un motivo de consulta muy frecuente. Desgraciadamente, Ivette sufrió mucho durante su vida porque no sabía cómo solucionar su inseguridad. Le interfería en muchas situaciones: familiares, laborales, ir a comprar, con los hijos y nietos…y le hacía pasar algunas temporadas con sintomatología depresiva. Siempre se veía inferior a los demás en todo y para todo, no se valoraba nunca y siempre la conducía a dar mucho, a no decir nunca que no y a no cuidarse.
“Los demás siempre han de ser antes que yo, si ellos están contentos, yo también”
Tratamiento
Acude a terapia con pocas esperanzas de poder mejorar, y más a su edad. A pesar de ello, se empezó por el trabajo de derechos humanos, habilidades comunicativas, entrenando la asertividad, crítica interior a los demás, establecimiento de expectativas y prioridades, gestión de las relaciones, saber decir que no, reestructuraciones cognitivas entre otros…que dieron unos resultados que ni los propios profesionales pensábamos obtener.
A través de los cuales se pudo notar un gran cambio que incluía mayor seguridad y mayor criticidad en Ivette en el transcurso de las sesiones.
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Psicomérida, Especialistas en Psicología